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Guido Pagliarino Un giro en el Tiempo, novela Traducida de la edición en el idioma original italiano "Svolte nel tempo, romanzo" (Primer premio en el concurso "Premio Creativa VI Edizione") - Traductor del italiano al español Mariano Bas Ver el Libro en italiano
Leer el prólogo del autor a la primera edición de "Un giro en el tiempo" - Leer l'epílogo del autor: "El mal en la novela 'Un giro en el tiempo' --> ¡Cuidado, hay algunos referencias a la trama! - Índice - Artículos y revisiones on esta novela (sólo en italiano)
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E-book epub ISBN 9788885356108 Librerie.coop BooKRepublic Hoepli.it |
Paperbook ISBN 9788885356115
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Artículos on esta novela (sólo en italiano):
Vedi la presentazione del libro sulla rivista "Vernice" n. 45 / 2011 |
Leggi il parere del professor Giorgio Bárberi Squarotti sul romanzo "Svolte nel tempo" |
Leggi la recensione di Cristina Bellon sul n. 59 della rivista di fantascienza "Future Shock" |
Leggi la recensione di Mario Magro pubblicata sulla rivista "Il Salotto degli Autori" n. 2 / 2011 |
Presentación del libro en las librerías web:
En el año 1933, se captura en Italia un platillo volante que ha caído a tierra.
A bordo hay tres cadáveres humanos. Para Marconi son marcianos, pero no sabe que
los manuales del disco se han escrito en inglés; en cambio, para Mussolini, se
trata de un producto de la ingeniería militar británica. Es solo el inicio de
unos acontecimientos dramáticos que se desarrollarán en otros planetas y en la
Tierra del futuro.
Esta novela en su primera edición, en papel, electrónica y audiolibro, editada
por 0111 Edizioni en 2011 (Fuera de catálogo desde el 31-12-13 - © Guido
Pagliarino dal 2014), quedó ganadora del Premio Creativa VI edición, 2012, en la
categoría de narrativa impresa. La acción se divide en dos partes. La primera se
inicia en el año 1933: En el año 1933, se captura en Italia un platillo volante
que ha caído a tierra. A bordo hay tres cadáveres humanos. Para Marconi son
marcianos, pero no sabe que los manuales del disco se han escrito en inglés; en
cambio, para Mussolini, se trata de un producto de la ingeniería militar
británica. Es solo el inicio de unos acontecimientos dramáticos que se
desarrollarán en otros planetas y en la Tierra del futuro. El lector averigua
enseguida que el disco es una nave de desembarco de la cronoastronave 9 que ha
vuelto a 1933 desde el año 2133, explotando por una avería; el disco ha
abandonado apresuradamente la nave nodriza y ha tratado de aterrizar, pero se ha
precipitado estrellándose. También en el año 2113 ha partido la cronoastronave
22 que lleva una expedición científica al planeta Tinno, que orbita en torno a
Beta Centauri, donde una guerra de aniquilación entre dos estados, regidos por
dictaduras similares respectivamente a la estalinista y nazifascista terrestres,
ha causado el fin de la civilización tinniana; el objetivo de los equipos es
recoger vestigios de esta. Mussolini crea un grupo de investigación esperando
que Italia llegue a producir, “como la Gran Bretaña”, aeronaves similares al
disco. Llevando Hitler unos pocos meses en el poder en Alemania, una compañía de
paracaidistas alemanes, matando despiadadamente a todos los milicianos fascistas
que custodiaban el disco, roba las partes transportables y los misiles que porta
la aeronave del futuro, que incluyen dos potentes bombas disgregadoras. Gracias
a estudios de ingeniería inversa, los nazis fabrican armas y vehículos que les
llevarán en 1939 a conquistar el mundo. De vuelta a su Tierra de 2113, los
cronoastronautas encuentran en lugar de una democracia un nazismo imperante.
Tras conocer gracias a las computadoras históricas de los archivos del estado la
historia alternativa de la Tierra y afrontando entretanto diversos riesgos,
realizan un salto temporal a 1933, para tratar de destruir el disco caído en
Italia para impedir el robo y la consiguiente victoria alemana en la Segunda
Guerra Mundial y sucede que… En la segunda parte, los cronoastronautas y
científicos de la nave 22 deciden cambiar la suerte de Tinno evitándoles la
guerra de aniquilación que había acabado con sus habitantes. La cronoastronave
llega por tanto al pasado de ese planeta en el cual las dos dictaduras enemigas
están por el momento en una especie de “guerra fría”. Con varias iniciativas que
hacen que a los tinnianos les parezcan intervenciones sobrenaturales, los
protagonistas y algunos aliados autóctonos tratan de salvar ese mundo evitando
una guerra de verdad, de derrocar las dictaduras y de educar a Tinno en la ética
personalista y la democracia. Meses después, dejando el mando a sus amigos
alienígenas, los cronoastronautas, se despiden y saltan al futuro del planeta
para comprobar los resultados de su acción benéfica a largo plazo. Un voz
misteriosa suena en la cápsula, riéndose y anunciándoles que al volver a casa
encontrarán problemas enormes; el ente afirma ser el Demiurgo platónico y
también haber provocado todos los problemas anteriores de nuestro planeta y de
Tinno. Los cronoastronautas vuelven a casa y… El mal, cuya cusa metafísica
resulta incomprensible, tal vez sea el más importante de los “personajes” de
esta novela coral en la cual el lector también encuentra el “pecado original”.
En la segunda edición, en e-book, en todos los formatos Smashwords (ISBN epub
9781311435668) y Kindle, que es la que se propone para traducir, aparecen en los
apéndices unos epílogos del autor y, con la debida autorización, dos reseñas
importantes de especialistas en ciencia ficción que aparecieron en su momento en
revistas.
PRÓLOGO DEL AUTOR A LA PRIMERA EDICIÓN TOP
No pocos lectores consideran a las narraciones de ciencia-ficción divagaciones de nivel mediocre al que no desean rebajarse. Creo que es en primer lugar la propia expresión ciencia-ficción la que induce, con el sufijo “ficción”, a figurarse obras de paraliteratura que sufren de una fantasía desenfrenada e irreal y de pseudociencia; sería por tanto preferible decir narrativa científica en lugar de ciencia-ficción, traduciendo sencillamente la expresión original inglesa science fiction, pero si el vocablo tiende al equívoco, también la falta de una definición precisa de ciencia-ficción comúnmente aceptada podría haber alentado la poca estima general por la narrativa científica, así como la puede haber inducido, en obras más recientes, la mezcolanza entre la fantasía no realista y la ciencia-ficción pura, esta sin duda concretada en que proyecta sus historias en el futuro, porque habla de los sempiternos dilemas de la historia del hombre y de los espinosos nuevos problemas propios del desarrollo científico, como por ejemplo, “desenchufar o no” a quien esté, o al menos parezca estar, en coma irreversible: en otras palabras, en sus mejores ejemplos, la ciencia-ficción trata de ciencias físicas y humanas, de filosofía y también de teología, extrayendo obras ricas en humanismo científico, aunque es evidente que, igual que en la literatura universal hay historias válidas y entretenidas, otras de puro entretenimiento, bien escritas y también obras mal hechas, lo mismo pasa en la literatura de ciencia-ficción. Entre las diversas funciones de la buena ciencia-ficción, que alguien ha definido como ciencia-ficción humanística, destacan tanto el hacer comprender que no se debe temer a la ciencia y la técnica si tienen como medida el ser humano, como poner en guardia al lector sobre cierta investigación científica enemiga de la persona: deseo recordar a este respecto el prototipo de novela de ciencia-ficción humanística: Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, obra maestra que, ya en 1816-17, cuando se escribió, advierte novelísticamente al lector contra aquello que, años después, se llamará el cientifismo: una novela en la que se denuncia la ciencia desligada del humanismo, ya sea laico o creyente, que conduce al horror de la criatura monstruosa que grita venganza contra su demiurgo humano. En particular, las novelas y cuentos filosófico-científicos (es decir, la ciencia-ficción pura) pueden ser formativos, contribuyendo, a condición de que atraiga la trama y quizá contenga una buena dosis de aventura, a llevar a los más jóvenes a formarse una voluntad desvinculada del materialismo nihilista hoy imperante. He usado consideraciones semejantes y con Un giro en el tiempo he querido acceder al campo de la ciencia-ficción después de varias novelas históricas. Contrariamente a la norma para las obras de narrativa, el lector encontrará notas de diverso género, pero sobre todo históricas, porque esta novela contempla también la historia al incluir la historia-ficción, y la ciencia histórica actual, sobre todo en relación con la época más reciente, algo que me parece que no es hoy muy habitual.
EPÍLOGO DEL AUTOR A LA SEGUNDA EDICIÓN (Sobre el mal en la novela “Un giro en el tiempo”) TOP
¡Cuidado, hay algunos referencias a la trama!
Esencial en la novela es el mal, cuyo sufrimiento afecta tanto a los seres humanos como a los animales (pez que devora pez...) y, considerando la materialidad del cosmos, posiblemente también afecte a eventuales seres racionales extraterrestres. A veces es la mala iniciativa la que hace sufrir a alguien; por ejemplo, sobre Tinno es la dictadura paranoica del propio estado la que oprime al matrimonio reni de Gtoni Kalonir y Gtoni Tukke, dos personas íntegras (sí, personas aunque sean canguroides, como les llama en broma, no sin algo de racismo, la comandante de la crononave 22) que se rebelan contra el inmoralismo imperante en su mundo; y sobre la Tierra, entre otros, el inocente hijo del agricultor Moretti que es eliminado por el régimen fascista solo porque en la tasca ha revelado ingenuamente la noticia del disco volante estrellado. Sin embargo, en muchas ocasiones el mal aparece por sí solo; por ejemplo, las grandes células gemelas del planeta Baricor no podrán tener descendencia cuando estén en edad fértil, no por mala voluntad de los cronoastronautas Margherita y Valerio, que les habían prometido aterrorizarlas para complacer su fisiología reproductiva, sino porque se les iba a impedir a ellos mismos viajar por el cronoespacio y reunirse con ellas; y también sucede que cada vez que los temponautas cambian el pasado, desaparecen muchísimas personas inocentes como si no hubieran existido (¿genocidio?, podríamos preguntar), pero esto no sucede por maldad de los viajeros del tiempo, ya que siempre su intervención tiene un motivo muy serio, como evitar el nazismo en el futuro de la Tierra o conjurar el sometimiento de nuestro planeta a los reni; por otro lado, si bien el pequeño grupo de los terrestres había salvado a Tinno de una catástrofe global, evitando una guerra de aniquilación, y había restaurado entre los reni las normas morales, siempre indispensables para una convivencia democrática pacífica, en el futuro los descendientes de esos mismos tinnianos ejercitan violencia contra toda la raza humana, incluidos los astronautas que, realizando viajes en el tiempo, habían ayudado a sus antepasados. Entre los diversos males, tal vez el más destacado en esta novela sea en realidad el que no tiene, o no parece tener, una explicación adecuada, ese cuya razón de ser es incomprensible para nuestra mente, ese que cuando parece que pasa se ve seguido por un mal todavía peor: se trata del mal de la naturaleza, de ese dolor, tantas veces mortal, que golpea a personas y animales, si se piensa por ejemplo en un tsunami, propio de la estructura interna de la Tierra con sus movimientos tectónicos, estructura necesaria para el nacimiento y mantenimiento de la vida (sobre la Luna no hay tsunamis, pero tampoco hay vida) o, siempre como ejemplo, si se piensa en una roca que, cae y mata debido a la gravedad natural. Se trata del mal que San Agustín llamaba metafísico, porque está más allá de nuestra posibilidad de buscar una posible razón trascendente. En cuanto al mal cometido por un ser humano contra otro ser humano, y en la novela también por un reni contra otro reni, por un reni contra un humano y viceversa, es decir, el mal que hace una persona a otra, es fruto de la voluntad y por tanto puede explicarse por la propia libertad de decisión, que puede llevar a elegir malévolamente incurriendo en el llamado pecado, es decir, cometiendo el mal moral según las palabras de San Agustín; consiste en preferir el egoísmo propio, considerándose a sí mismo como el centro del mundo y al resto como nada: es una actitud que ha traído al mundo cosas atroces, como las maldades cometidas por dictadores como Hitler y Stalin, por citar solo un par de ellos, y sus sicarios; y la presencia de Hitler, con su adlátere Mussolini, está presente en toda la primera parte de la novela, ambientada en gran parte en los años 30 del pasado siglo, tiempo en el cual estaba triste y malignamente extendido el mal de las dictaduras; igualmente, en la segunda parte de la obra, gobiernan sobre el imaginario planeta Tinno los regímenes absolutos de la dictadora Mulki Tennemir y el dictador Mukku Firke, enfrentados entre sí, pero sustancialmente iguales en su perniciosidad, igual que el nazifascismo y el estalinismo entre nosotros. Se trata de tiranos belicosos y exterminadores; por tanto se podría preguntar: ¿no han hecho bien moralmente los protagonistas de la novela al actuar con toda su potencia técnico-científica para eliminarlos, llevar la democracia a los dos estados-continentes de Tinno e impedir la destrucción de la raza de los reni? Pues bien, no, al moverles la soberbia humana y querer ser como dioses providenciales cambiando los acontecimientos históricos de ese planeta alienígena resulta que en modo alguno los crononautas podrían acabar siendo en definitiva éticamente vencedores, pues aunque hayan actuado con la idea (superficial) de hacer el bien, lo han hecho con una alegre inconsciencia: con el descaro de querer cambiar la historia de todo un mundo, han tenido la osadía titánica de sustituir a Dios (¡en nuestro mundo, cuántas revoluciones cruelmente enemigas del ser humano, tuvieron esa característica!). Se trataba de un mundo “alternativo” del que disponer desde fuera, bajo el disfraz de experimentadores, y no de la Tierra, donde se habrían visto afectados arriesgándose además a desaparecer físicamente en caso de que, eliminando a Hitler y compañía, se cambiara la historia; y pensaron, equivocándose, que actuando sobre la suerte de otro planeta, no habría problemas para la Tierra. Esto no significa que nuestros temponautas no hayan tenido, por un momento, también la tentación de cambiar los acontecimientos terrestres gracias al poder casi sobrehumano que les daban la ciencia y la tecnología del año 2133; por el contrario, han estado a punto de caer en la tentación de actuar, como dice el personaje Valerio Faro, con una “operación histórico-quirúrgica de salvación de las naciones”; como afirma el doctor Gorgo dirigiéndose al grupo de sus colegas científicos: “Sería estupendo que cambiáramos la historia trágica del siglo XX por otra menos dolorosa, que extirpáramos así de la Tierra a gente como Hitler, Mussolini y Stalin, lo que sin duda sería factible gracias a nuestra tecnología, igual que, de manera análoga, interviniendo rápido sobre un difunto por causas traumáticas, la tecnología nos permite reanimarlo”: se recurre por tanto quirúrgicamente (¿se tienen en cuenta los desastres combinados de ciertas bombas y ciertos misiles quirúrgicos en las guerras de nuestras últimas décadas?) a la “potencia de fuego y destruir los arsenales y acabar con Hitler, Mussolini y Stalin y (…) también con Franco, Salazar y los demás dictadores (…) instaurando democracias en todas partes e impidiendo la Segunda Guerra Mundial y la posterior Guerra Fría y todos los demás males que las siguieron”, idea que en la primera parte de la novela atrae por un momento a casi todos los científicos embarcados en la cronoastronave 22, salvo a aquellos pocos, como la investigadora Anna Mancuso, que, creyentes, están convencidos que un proyecto similar sería diabólico, sería la repetición maligna del emblemático pecado original, arquetipo de todos los pecados humanos, por el cual la satánica serpiente bíblica tentó la soberbia de Adán y Eva: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal” (Génesis 3: 4-5). Por cierto: ¿Algún lector, podría malinterpretar las cosas y considerar tal vez culpa merecida el bíblico pecado de origen? ¿Como el Prometeo deseoso de dar a los humanos el fuego y por tanto la tecnología contra el egoísmo de Zeus que quiere conservar para sí la potencia de la llama? No, esta no es la esencia del pecado original: en el antiguo lenguaje religioso hebreo “bien y mal” significaba todo lo creado y “conocimiento”, como es sabido, es algo general y no solo tiene un sentido sexual de posesión, por tanto la prohibición de Dios no es de buscar y aprender, sino de querer sustituirle convirtiéndose en dioses: “seréis como Dios” y después de todo ¿no era quizá, sustancialmente, querer ser Dios lo que impulsaba a Hitler y los demás dictadores del siglo XX y, en el pasado más lejano, a los diversos Alejandro, César, Napoleón…? El personaje de Anna Mancuso disiente firmemente: “¡¿Determinar el destino del género humano?! ¡Actuar como dioses, en resumen! ¡No, ni hablar de cambiar la historia! Es algo impío solo pensar que actuemos como si fuéramos la providencia, sin colaborar con Dios, sino sustituyéndole”. Y sin embargo, cuando aparece la misma tentación de modificar acontecimientos históricos, esta vez no del género humano sino con respecto a una estirpe alienígena, prevalece el maldito orgullo, cae la oposición, se proyecta, se actúa, se hace; ¡pero cuántas consecuencias nefastas tiene comer de nuevo el fruto del árbol del bien y del mal! Como los padres bíblicos, también los crononautas han querido ser los amos de un mundo y de su historia. Y resulta que, igual que cayeron ya el sufrimiento existencial sometido al tiempo, el envejecimiento y la muerte sobre Adán y Eva y su descendencia que se vio privada del Ser eterno, caen ahora sobre la especie humana tragedias terribles: no a causa de Dios, sino de las mismas acciones soberbias de los crononautas. Logran por fin, ¡pero a qué precio!, salvar a la Tierra de la tragedia, pero no resultan vencedores en el sentido moral, porque su valoración del bien a hacer ha sido bastante superficial: antes de decidir intervenir cambiando la historia del planeta Tinno no se hizo un profundo examen de conciencia y la soberbia prevaleció sobre aquel amor verdadero que nunca puede ser extraño a la humildad. Podría haber sin embargo al final una esperanza de rehabilitación moral, ya que esos pecadores podrían recuperar una cierta serenidad en el corazón gracias al ejercicio del amor interpersonal, no por tanto de un amor soberbiamente titánico (igual que en las violentas revoluciones antipersonalistas como la francesa, la soviética...) sino de la caridad dirigida humildemente al prójimo con el que uno se encuentra cada día; por el contrario, se acomodan, los creyentes igual que los agnósticos y los ateos; no hay sin embargo ninguna indicación explícita de que se pusieran a disposición de los necesitados, los enfermos... y por tanto, todos resultan perdedores, quedan fuera del paraíso terrestre del ejercicio de la caridad y el final de la novela es tristemente algo amargo.
Índice
Un giro en el tiempo, novela
Primera Parte: “Universos paralelos”
Segunda parte: “Pecado original”
Prólogo del autor a la primera edición
Epílogo del autor a la segunda edición (Sobre el mal en la novela “Un giro en el tiempo”)
Epílogo de Cristina Bellon (de su artículo en el número 59 de la revista “Future Shock”)
Epílogo de Antonio Scacco (extracto de su artículo en el número 60 de la revista “Future Shock”)
Notas